Hace exactamente seis meses colapsó el puente del Canal Sur: la calzada se desprendió de los tensores cuando era atravesado por un camión cargado de áridos, que terminó dentro del cauce de agua. Hace 180 días que los vecinos de Manantial Sur perdieron dos pasos directos a San Miguel de Tucumán: uno de los cruces se desarmó y el otro, de idénticas características, fue cerrado por las autoridades hasta tanto se determine su seguridad. Pasó medio año del siniestro y todavía no hay conclusiones de por qué se cayó el puente y, mucho menos, un responsable.

Aquel 20 de septiembre, Franco Rodríguez trasladaba ripio en un camión Ford Cargo 1722, propiedad de Daniel Roldán. Alrededor de las 10.40 ingresó -de sur a norte- por uno de los puentes colgantes de 28 metros, que se cayó antes de que el rodado pudiera salir.

Las estructuras sobre el canal, ubicadas en la intersección de avenida Colón y Lidoro Quinteros, fueron construidas en 2011 por la firma Falivene SRL -con recursos del Fondo Fiduciario Federal- y pasaron luego a la órbita de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV). Este organismo -a cargo de Ricardo Abad- encargó al Instituto de Estructuras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) que realice las pericias necesarias para determinar por qué colapsó la plancha de hormigón.

Una fuente académica que participó del informe precisó que en enero se entregó a la DPV los resultados preliminares. “Está concluido el preliminar como para plantear la discusión (con la empresa constructora) de si hay otras posibilidades o alternativas de estudios. Hay estudios para continuar en la medida en que haya una discusión y un plan de esclarecimiento de la situación”, explicó a LA GACETA la fuente consultada.

El ingeniero Pedro Madrid, secretario de Obras de la DPV, prefirió no adelantar conclusiones hasta tanto reciba los resultados finales de la UNT. “Del informe definitivo van a surgir cuáles han sido las fallas que ha tenido el puente original, si es que las hubiera. De ahí se verá qué es lo que hay que hacer para garantizar que en el otro puente no ocurra lo mismo”, dijo el funcionario a este diario.

Personal de la DPV e ingenieros de la UNT y de la empresa constructora tienen previsto juntarse en reuniones de análisis técnico para estudiar los resultados parciales y avanzar hacia los definitivos.

Pericias y obras

El ingeniero Juan Falivene entregó en noviembre un informe elaborado por dos peritos de parte en los que se adjudica el siniestro a una colisión por derrape. Los ingenieros Geofredo Rush y César Acuña, contratados por la empresa, consideraron que el vehículo ingresó a una velocidad elevada y que el impacto se produjo “por las condiciones deficientes de giro”.

El caso fue denunciado por el secretario de Relaciones Institucionales de la capital, José Luis Avignone, en la Fiscalía de Instrucción en lo Penal VI, que conduce Adriana Reinoso Cuello. El febrero, el funcionario solicitó a la fiscala mayor celeridad a la causa. “No puede quedar como una cosa más que sucede en nuestra ciudad”, exclamó por escrito.

CIERRE PREVENTIVO. El segundo puente fue clausurado para tránsito pesado hasta que se determine si es seguro.

El secretario de Obras de la DPV afirmó que ya cuentan con anteproyecto para reemplazar el puente caído y que la intención, a priori, sería la utilizar incluso los arcos que quedaron en pie. “Eso no implica que se vaya a hacer. Va a depender mucho de los fondos que se dispongan. El anteproyecto no puede convertirse en proyecto hasta tanto no tengamos el informe definitivo (de la UNT)”, insistió.

Un día después del accidente, el gobernador Juan Manzur se comprometió a hacer un puente nuevo “en cuanto sepamos qué pasó”.

Testimonios

"Es una vergüenza. Los políticos vienen a pintar las paredes (de los puentes). Es una ironía, vienen a pintar algo que no tienen solución". Con esas palabras se quejó Víctor, un joven que vive a 200 metros de donde se cayó el puente el 20 de septiembre. El otro paso, ubicado a 50 metros, fue bloqueado con escombros en los accesos para evitar el tránsito pesado hasta tanto se determinen las causas por el colapso del primer puente.

El joven contó que usa el puente “vivo” porque puede atravesarlo con su moto. Además, criticó que mucha gente no tiene su suerte y debe recorrer más de un kilómetro para ir hasta el cruce del canal en avenida Alem. "Yo tengo la moto, pero hay gente que tiene auto y con lo caro que está el combustible tiene que dar vueltas (para cruzar)", protestó.

Gabriel iba junto a unos amigos en camioneta juntando chatarra. Afirmó que recorren la zona a diario y que la zona se volvió más insegura desde que se cayó el cruce. Además, dijo que temen por lo que pueda ocurrir con el otro puente. "Pasa la gente, pero está ‘señalado’. Da miedo que se caiga, pasan muchos chicos caminando por acá", relató.

Jonathan coincidió con Gabriel respecto al temor por el cruce que está en pie, pero restringido. Afirmó que lo usa de manera recurrente. "Mucha gente pasaba por acá para trabajar y ahora tiene que dar semejante vuelta para ir a trabajar (por el puente de la Alem). Preocupa que este puente pueda tener daños similares", dijo.

Beatriz Posadas, en tanto, vive al frente de los puentes que fueron construidos en 2011. Aseguró que sus mayores preocupaciones son la inseguridad, que se potenció a raíz de que se redujo el tránsito en la zona como consecuencia del siniestro, y que con las tormentas el canal va lleno de escombros. "Los muros de contención del canal ya no están más. El agua viene comiendo (las paredes). Hay cuevas debajo del canal", aseguró. Además, denunció que quienes deben trasladarse hasta la avenida Alem sufren robos en el camino. "La gente prefiere venir por acá y no dar la vuelta por la Alem", aseguró.